Inviable

En las redes sociales, de viva voz o por escrito, la gente se queja de las desgracias de la vida. Es gente joven, sobre todo. Hablan desde la tristeza, la desesperación y sobre todo desde la rabia. Tienen toda la razón y nadie podría dudar de su sinceridad al lamentar las penas de su existencia, sobre todo cuando de dinero se trata. Lo extraño es que para expresar dolores reales y auténticos utilizan adjetivos como “inviable” y sus derivados: “Este país es inviable”, “en esta ciudad cualquier proyecto está condenado a la inviabilidad”. Estos muchachos y muchachas escriben, según parece, “con la tinta de su sangre”, y, sin embargo, utilizan un vocablo tan desteñido como “inviable”. Se trata de una palabra usada sobre todo por tecnócratas, funcionarios, periodistas, es decir, políticos o politiqueros. Como es sabido, en el lenguaje de tales individuos abundan los eufemismos. Es decir, la palabra no sirve para expresar los verdaderos sentimientos e ideas, sino para ocultarlos. Quién sabe lo que significa “inviable” para un político. Quizás significa: “no me han dado lo que pido para aprobar este proyecto. Es inviable la aprobación de esta iniciativa” o, “voy a robarme el presupuesto para tal obra y por eso la voy a dejar sin terminar. Es una obra inviable”.

El infeliz que escribe o dice “inviable”, probablemente está podrido de rabia y la quiere expresar, pero como ha aprendido a comunicarse viendo u oyendo los noticieros, cuando quiere hablar con propiedad y salirse de la vulgaridad, termina usando el lenguaje falsificado de los tecnócratas.

Publicado por EL BLOG DE MAGÍN GARCÍA

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