Mañana abrirán las iglesias. No encontrarán los cirios encendidos en el altar ni el agua vendita en su pila. Las luces estarán apagadas porque todo el alumbrado eléctrico habrá desaparecido, y los horribles parlantes, los micrófonos y los cables. La cartelera con letreros en mayúscula de alguna fuente chillona de Word no estará en suSigue leyendo «La nueva iglesia»