Pocos son ajedrecistas, pero todos somos moralistas. Es muy fácil asumir una posición moralista ante cualquier realidad, pues el conocimiento del bien y del mal nos viene desde la época de Adán y Eva y su problemita con el arbolito y la serpiente. Podremos equivocarnos, pero siempre tendremos algo para decir. Cosa muy distinta esSigue leyendo «La ciencia de la moral»