Ciertos lectores ponen al protagonista de ¡Que pase el aserrador! de Jesús del Corral como el ejemplo típico del vivo antioqueño, mentiroso y manipulador. El hombre finge ser un experto aserrador para entrar a una hacienda y así remediar el hambre que padece después de vagar por varios días en el monte, huyendo del ejércitoSigue leyendo «Defensa del vivo»