Tú y yo (Io e te, Bernardo Bertolucci, 2012)
Tú y yo tiene el extraño honor de ser la última película de Bertolucci. Esta circunstancia le concede un cierto aire misterioso, desde el punto de vista cinéfilo, a lo que no es más que un sencillo melodrama. Tiene además otra peculiaridad. Bertolucci realizó su último trabajo en silla de ruedas. Otros directores famosos han filmado en la vejez con graves problemas físicos. Se pueden mencionar los casos de John Huston en Dublineses (The Dead, 1987) y Luchino Visconti en Confidencias (Gruppo di famiglia in un interno, 1974). Quizás haya otros ejemplos, pero resulta llamativo que tanto Dublineses como Confidencias sean películas que transcurren en buena medida en un solo escenario, con un cierto ambiente claustrofóbico. Esta preferencia por rodar en un solo espacio se debe, en parte al menos, a la limitada movilidad del realizador. Es el mismo caso de Tú y yo, donde los dos personajes protagónicos pasan la mayor parte del tiempo encerrados en un sótano. Pero a diferencia de las películas de Visconti y Huston, que son obras muy personales y que ocupan un lugar destacado dentro de sus filmografías, la cinta de Bertolucci es un trabajo menor en el conjunto de su cine, aunque no por ello despreciable. Sin embargo, sea cual sea el juicio sobre Tú y yo, es indudable que es una producción pequeña, casi familiar, comparada con la mayoría de las películas del director. El contraste es significativo si se piensa en el tamaño de los escenarios de otras películas de Bertolucci, como El cielo protector, El último emperador, La luna, Novecento, El conformista, La commare secca, etc. Porque el director italiano se destacó por la observación cuidadosa de los dramas de sus personajes, solo que muchas veces estas criaturas se movían por unos decorados y unos exteriores de dimensiones épicas, ya sea el desierto del Sahara, la Ciudad Prohibida de Pekín, una hacienda del norte de Italia durante medio siglo XX, o toda la ciudad de Roma. Lugares donde la historia con mayúscula resonaba.
En su última película, en cambio, no solo el escenario es estrecho, sino las ambiciones de la narración. La ciudad de Roma apenas si se insinúa, pero es que el resto del país y del mundo desaparecen por completo. No es que sea un defecto, pero sí sorprende el cambio de tono de la película con respecto a la mayoría de la obras del director.
La historia es sencilla. Un adolescente aprovecha una excursión del colegio para esconderse durante una semana en el sótano de su edificio. Gasta el dinero del viaje para aprovisionarse y poder pasar una semana encerrado leyendo novelas de vampiros, oyendo música y tragando papitas y gaseosa. Una cuarentena voluntaria que parece ideal para un muchacho que tiene tanta ansiedad social como granos en la cara. Sin embargo, la llegada inesperada de su drogadicta hermana, a quien no ve hace años, le desbarata los planes. El solitario y egocéntrico adolescente se transforma en enfermero de una destruida y maleducada chica bohemia. Aunque el cambio parecía negativo, al final se sugiere que el adolescente recupera algo de interés por el mundo exterior y su hermana supera la crisis. Aunque el futuro se muestra incierto, sobre todo para la chica, el mensaje es esperanzador.
Tú y yo es una película bien narrada, con buenas actuaciones y hasta con una banda sonora que incluye a David Bowie cantando en italiano uno de sus temas más famosos. Pero es una película ligera. Tiene un tono parecido al de ciertas producciones dirigidas al público juvenil como Ciudades de papel o El sol también es una estrella, o a series de colegiales problemáticos como Skins o Euphoria.
Resulta curioso que en una entrevista Bertolucci dijera que su intención con Tú y yo era hacer un episodio de Arrested Development, la exitosa comedia gringa sobre una familia muy problemática. Porque podría pensarse que era un chiste del director, cuando en realidad estaba siendo completamente honesto. Tú y yo es una pequeña obra amable que trata temas muy duros. Quizás no sea tan famosa como debiera por el simple hecho de ser una producción italiana, y el público juvenil es anglófilo, aunque vea las películas dobladas.